RSS
 

FORMACIÓN CONTINUA: PROPULSOR PARA TRANSFORMACIÓN DE LA PRÁCTICA EDUCATIVA

  Giannantonio Raspa
URBE – Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín
graspa@urbe.edu.ve

Doctorante en el Programa de Cs Gerenciales (URBE). M.Sc. en Gerencia Educativa (URU). Especialista en Metodología de la Investigación (URU). Lcdo. En Educación mención Biología (LUZ). Ingeniero de Producción Animal (URU). Zootecnista (URU). Miembro de comité Académico Maestría en Gerencia Educativa (URBE). Subdirector Unidad Educativa Fe y Alegría Santa Brígida. Investigador activo adscrito al centro de Investigaciones de Humanidades y Educación (CIHE) de URBE. Miembro del equipo de árbitros de la revista electrónica de Humanidades, Educación y Comunicación Social (REDHECS) de URBE. Investigador Categoría “A”, acreditado (PEII-ONCTI).

 

El proceso de formación continua, es un término que en sentido amplio, de acuerdo a García (2006), se refiere a las “actividades formativas que se programan y desarrollan en orden a la actualización de conocimientos de quienes ejercen una profesión o tienen una ocupación”.

Con ello, se busca propiciar el desarrollo y mejora de las competencias específicas y debería tener como objetivo fundamental la reflexión para la mejora de la práctica, lo que implica la transformación de la persona en cuanto a su forma de ser, sus actitudes y sus actos con respecto al hecho educativo, involucrando igualmente cambios reales y duraderos.

Se requiere en ese sentido que los programas de formación contribuyan a la construcción y difusión de una cultura reflexiva en las instituciones educativas, donde el docente se implique realmente con dicho proceso de reflexión para que se produzcan efectos reales de transformación. Ello implica que cada docente represente un papel activo en el análisis de su propia práctica, es decir, un análisis de la vinculación entre el docente y los estudiantes, mediatizada por el conocimiento y condicionada por la institución escolar, el contexto y el momento histórico.

Estas consideraciones demandan una reflexión sobre a práctica docente como resultado de un proceso de investigación estructurado y formal que genere una propuesta de transformación concebida como un autoanálisis con la finalidad de establecer una relación teoría-práctica que genere un conocimiento y reconocimiento de sus acciones y no se convierta el docente únicamente en un reproductor de los saberes asentados en el currículo.

Se requiere, según plantea Tellez (2000), “un reconocimiento de sí en la perspectiva de ver-se, expresar-se, del narrar-se, del juzgar-se y del dominar-se”. Acciones que, una vez realizadas y reflexionadas, se traduzcan en una verdadera transformación de la práctica educativa, porque si bien es cierto que los diferentes programas de formación contemplan el desarrollo de competencias en diversas áreas del conocimiento a través de procesos de investigación y reflexión, es igualmente cierto que es el docente en última instancia el responsable de llevar a la práctica las competencias adquiridas, es decir, que en último término, todo queda en manos de una decisión personal.

Es por ello necesaria una revisión constante de la práctica docente a la luz de las ideas pedagógicas. Que se convierta en un hábito, en una construcción y reconstrucción personal de habilidades para la mejora de la habilidades donde el currículo como reflejo del contenido de la enseñanza, no se constituya en una especificación que se limita a ser implementada en el aula, sino que a través de procesos de reflexión de la práctica, el currículo sea siempre interpretado, adaptado e incluso recreado a través del proceso de enseñanza que lleva a cabo el docente, donde de acuerdo a Contreras (2001), la reflexión sobre su propia práctica se convierta en la reflexión sobre el currículo que practica.

 

Escriba un comentario

 


7 + = 8

 
  1. Ysabella Rodriguez

    16 enero, 2015 at 23:49

    Muy buen articulo profesor. La formación continua sin duda alguna se hace indispensable en todas las profesiones, pero estoy convencida que en la docencia es donde mas debería aplicarse ya que nuestra labor es la formación de seres humanos y los errores o desaciertos que podamos cometer se multiplican en gran manera. Por tal razón, considero, que como docentes debemos estar en una revisión continua de nuestra practica docente realizando reflexiones y buscando cada día la excelencia educativa. Ademas, las instancias encargadas de la educación en todos los niveles (nacional, estadal, municipal) deben diseñar programas para mantener en formación permanente a todos los docentes y lograr verdaderos cambios en la educación venezolana, ya que es triste decirle pero muchos dicen y sienten que se esta viviendo la peor época.

     
  2. Naidys Iguaran

    17 enero, 2015 at 0:32

    Partiendo de la definición de García (2006) debemos tener en cuenta que en la sociedad del conocimiento la competitividad a nivel mundial, estará marcada por el uso inteligente de la información, la construcción del conocimiento y la capacidad de difusión de estos. Vista así el profesional debe generar un aprendizaje permanente y de trascendencia lo cual lograra mediante una plena vigencia y actualización de sus conocimientos y experiencias.

     
  3. Hugo Moreno

    17 enero, 2015 at 2:10

    En aras de una educación de calidad, se hace no solo necesario sino urgente que los docentes tomemos conciencia de la importancia de la formación y actualización permanente en medio de un mundo y una sociedad en constante transformación y sobre todo, de unos niños y jóvenes que no se conforman con lo poco. Hoy día ellos mismos terminan sorprendiendo en muchas ocasiones al docente por sus saberes, todo esto gracias a las herramientas tecnológicas que les permite tener al alcance de las manos cualquier aprendizaje; claro está, que este conocimiento lo adquiere producto de su interés por conocer y descubrir lo nuevo.
    Es por ello que el Ministerio del Poder Popular para la Educación, en un intento por mantener la formación continua de los docentes, crea la figura de los Colectivos de Formación Permanente, siendo este un compartir de saberes, donde los docentes se nutren entre sí. No obstante, seria interesante evaluar hasta la fecha los resultados que se han obtenido.

     
  4. Mónica Atencio

    17 enero, 2015 at 19:35

    Muy acertado su aporte respecto a la práctica docente y aplicación del curriculo, pero, ¿preparan nuestras universidades a los futuros docentes para entender, digerir, armar y desarmar un curriculo educativo?
    No estoy segura, yo lo estoy aprendiendo en la maestría con la profundidad que amerita .
    De lo que si estoy segura y coincido con usted es que la practica docente nos da las herramientas para poder transmitir a nuestros estudiantes el contenido curricular, claro está, enfocado siempre con una visión renovada de conocimientos, refrescante para los estudiantes y uno mismo , adaptar los contenidos a vivencias, experiencias personales y de los estudiantes, es la mejor manera de enseñar y dejar huella en nuestros estudiantes de manera positiva. Considero que la mejor herramienta ´para optimizar la calidad con la educamos es la reflexión en nuestro proceder y la autoevaluación al momento d aplicar estrategias y metodologías

     
  5. MAURICIO BONETT BRIEVA

    3 septiembre, 2015 at 21:11

    Felicitaciones Dr Raspa, muy pertinente su apreciacion sobre la formacion continua.