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Dra. Maritza Ávila de S.
URBE – Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín
maritzaavila2008@gmail.com
Miembro de Comité Académico de la Maestría en Cs de la Educación Gerencia Educativa. Dra en Ciencias Gerenciales. Profesora de Seminario de Investigación. Docente de Pregrado. Investigadora Activa del Centro de Investigación de Humanidades y Educación (CIHE) Miembro del equipo de árbitros de varias revistas electrónicas. Investigadora acreditada (PEII-ONCTI) Categoría “A-2”. Responsable de la Línea de Investigación Proyección Social e Innovaciones Educativas del CIHE.
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El docente tiene un rol fundamental en la sociedad a través de la orientación, estimulación y acompañamiento del estudiante que está formándose en las instituciones, es por ello que este, debe poseer y practicar en todas sus acciones los valores. Dentro de estas reflexiones y experiencias ante dicha práctica, es importante considerar cuatro valores fundamentales para el desenvolvimiento del individuo en la sociedad; siendo estos el respeto, honestidad, humildad y justicia.
Cabe destacar que si en el entorno familiar y en el educativo hemos sido formados en estos valores, nuestra práctica cotidiana y ciudadana será bajo la equidad, sencillez, consideración y empatía hacia el otro, propiciando así paz interna y externa que debe prevalecer en todos nosotros.
El respeto según Naranjo (2012), es aceptar y comprender tal y como son los demás, es decir su forma de pensar, aceptar y comprender diferente a la nuestra. Consiste en el reconocimiento de los intereses y sentimientos del otro en una relación.
En nuestros tiempos, se hace necesario reafirmarle a la educación como fundamento el respeto a los demás. Educar, es prioridad en la sociedad y atañe a padres, docentes y sociedad en general. El respeto como norma básica de la educación favorece todas las relaciones sociales, por lo que la reafirmación del valor respeto supone un esfuerzo personal y colectivo, en especial es tarea de formación que tiene que ver con la docencia.
La honestidad como lo expresó Aristóteles (F/S) es aquella cualidad humana por la que la persona está determinada a elegir entre hacer el bien o no hacerlo, actuar siempre con base en la verdad y en la auténtica justicia, dando a cada quien lo que le corresponde, o simplemente dejar de lado la acción justa.
El hombre honesto, es aquel que elige siempre lo primero: hacer siempre el bien para hacerse humano; es aquel que asume la idea de las acciones de forma transparente y en apego a los valores vigentes en el contexto socio-históricos de suma importancia, entonces la razón de ser de nuestro rol de docente ante la práctica y estimulación de valores para quienes están bajo nuestra responsabilidad en el proceso de formación.
Ávila (2012) plantea que la honestidad puede jugar un papel fundamental para el ejercicio de las funciones del docente en las instituciones, lo cual se traduce en trabajo en equipo armónico y productivo. La honestidad expresa respeto por uno mismo y por los demás.
La Humildad es otro de los valores en el individuo, es una virtud maravillosa casi inalcanzable pero no imposible. La belleza es fugaz, el poder es circunstancial y la riqueza es ajena, pero la humildad es innata y solo depende de cada uno de nosotros. Dicen personajes como Ernet Herningway, que el secreto de la sabiduría, del poder y del conocimiento es la humildad, asimismo Mahatma Gandhi, expresa que el servicio sin humildad es egoísmo, que debemos procurar ser tan grande que todos quieran alcanzarte y tan humilde que todos quieran estar.
Al respecto, son importantes algunas reflexiones: quien desarrolla este valor es tolerante, paciente, condescendiente, con quien está a su alrededor. La humildad nos permite reconocer no solo nuestras capacidades y cualidades para ofrecer servicio, sino que nos permite reconocer nuestras debilidades para continuar evolucionando espiritualmente. La humildad da al individuo seguridad, serenidad, paz interna y nos permite valorar lo que tenemos. Quien valora y practica este valor vive la vida con mayor felicidad.
Finalmente el otro valor es la justicia, que exige grandes esfuerzos particulares por parte del individuo para la realización personal y social desde los actos cotidianos.
Según Bello (2004), implica acrecentar la importancia de nuestras acciones y orientarlas hacia la prosecución de este tan ansiado valor, no solo en cada acción individual; sino en la totalidad de las acciones del hombre en sociedad.
En todos los actos de la vida trata de ser justo, piensa en los demás, permite que tu corazón cumpla con su deber, su destino es amar, para eso lo hizo Dios.
La justicia debe cultivarse y formar parte de la vida. Cuando eres justo, te das la posibilidad de crecer y das paso y esperanza a la convivencia, es la posibilidad de estar en paz. Los valores antes mencionados juegan un papel significativo a nivel de educación y su práctica, ofrece optimizar las acciones y la convivencia en estos entornos.