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INVESTIGACIÓN Y CALIDAD DE VIDA

  Dra. Lisbeth Moreno Lujan
Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín, URBE
lisbeth.moreno@urbe.edu.ve

Postdoctora en Gerencia de las Organizaciones, Dra. Cs. Gerenciales, Mgs. Psicología Educacional, Especialista Metodología de la investigación, Psicólogo, miembro del comité del Doctorado de Ciencias Gerenciales (URBE). PEI Nivel B. Miembro del Comité Editorial de la revista COEPTUM (URBE).

Los seres humanos debido a nuestro pensamiento abstracto hacemos conscientes o inconscientemente una observación del mundo, la cual nos modifica y a través de la cual cada uno cambia a su vez al mundo. La tarea de cada ser humano debería ser convertir esta observación en una reflexión; por tanto consciente, de manera tal que esa modificación que hacemos del entorno pueda producir un cambio

Los profesionales de todas las áreas tienen dentro de sus deberes el de construir un mundo mejor, con mayor calidad, más humano, más justo, más libre, en general tenemos el deber de construir un mundo de paz. Independientemente de nuestra profesión todos podemos y debemos aportar para enriquecer de una u otra manera el mundo en el que vivimos y para ello es imprescindible observar lo que nos rodea, sistematizar estas observaciones a la luz de las experiencias que cada uno ha desarrollado a lo largo de su vida, medirlas y construir resultados confiables que permitan hacer cambios. Asimismo podemos suponer que no todo debe ser medible para que sea real, pero siempre debemos observar el entorno reflexivamente y sacar de él lo mejor.

Un procedimiento que nos ayuda en esta reflexión es la investigación, recordemos que se define como, un proceso de descubrir conocimiento y para ello debe hacerse en forma sistemática de manera de que ese conocimiento nuevo pueda ser generalizable. En función de esto, es interesante preguntarse por qué es bueno investigar y quizás no tanto por qué es importante, puesto que nadie se atrevería a cuestionar la importancia que tiene la investigación para el desarrollo del mundo como macro y para el desarrollo de la calidad de vida en lo micro.

Es importante que todo investigador tome en cuenta que se requiere para investigar: en primer lugar ser ético y saber que el sentido principal es el deseo de hacer el bien por encima de todo; por tanto al investigador joven o que se inicia en esto es importante, en segundo lugar estimularlo a ser curioso, a mantener la capacidad de asombro y a dudar de lo que se da por hecho.

La Investigación en las Universidades:

La razón de ser de todas las instituciones educativas es la promoción de saberes y la investigación es la herramienta que le permite reflejar la realidad del país, de la comunidad e incluso de la misma universidad, siendo también la vía más idónea para plantear soluciones a los diferentes problemas en las áreas educativas, políticas, económicas, sociales, entre otras.

Hoy día, vemos con fuerte preocupación que dentro de las universidades venezolanas la gestión de investigación está quedando bastante relegada. Se requiere por tanto un gran estímulo hacia la práctica investigativa desde el seno colectivo y no individual, que responda a los procesos de tendencias globales, considerando como uno de los principales motivadores a la investigación, puesto que es uno de los mejores caminos para adaptarse a los cambios y enfrentar la incertidumbre.

Las universidades son por tanto agentes generadores del cambio, y para ello requieren de una visión de futuro y de su entorno de acción. Estando llamada a formar talento humano que pueda ser capaz de enfrentar los retos y capitalizar las oportunidades del entorno. Las universidades son puntas de lanza para liderar procesos de cambio, innovar, generar conocimientos, y presentar soluciones a los problemas.

En general todos los profesionales debemos mirar al mundo en forma reflexiva, cuestionarnos todo lo que se da por hecho, sistematizar nuestros conocimientos utilizando la herramienta de la investigación para lograr respuestas y las universidades son las llamadas a formar a estas personas como investigadores creativos, éticos, honestos y responsables consigo mismos y con el entorno, para hacer del mundo un lugar de calidad.

 

INVESTIGACIÓN ACCIÓN DESDE LA PERSPECTIVA GERENCIAL

  Dra. Arianna Petit
Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín, URBE
ariannapetit@gmail.com

Dra. Cs. Políticas (URBE). MSc. Gerencia de Empresas: Mención Finanzas (LUZ). Economista de (LUZ) PEI Nivel B. Miembro de Comité de la Maestría de Gerencia Empresarial (URBE) y Responsable de la Línea de Investigación de Finanzas. Docente del IUTM.

La investigación acción se trata de una metodología que permite desarrollar un análisis participativo, donde los actores implicados se convierten en los protagonistas del proceso de construcción del conocimiento de la realidad sobre el objeto de estudio, en la detección de problemas, necesidades y en la elaboración de propuestas o soluciones, con el fin de detectar esas demandas reales relacionadas con el objeto de estudio y concretarlas en propuestas de acción ajustadas a necesidades sentidas, se desarrolla un proceso de investigación que apunta a la transformación mediante el trabajo con colectivos, asociaciones, grupos de vecinos/as y otros actores del municipio con sensibilidades o intereses comunes, lo cual facilita una movilización hacia la implicación ciudadana que favorece la creatividad social en beneficio de toda la comunidad local, es decir este tipo de metodología es utilizada principalmente para resolver problemas o necesidades de la colectividad. El impulso del Gobierno Nacional en los últimos años; ante este tipo de herramientas por considerar que la misma fomenta la participación ciudadana elemento fundamental tanto de la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela del 1999, como por el Plan Patria 2013- 2019. Sin embargo, puede ser utilizada en el ámbito gerencial.

Investigación Acción

Claret (2011:172) “la investigación acción se recomienda en el momento que el estudio desea conocer una realidad particular o un problema concreto de una agrupación, además de pretender resolver. En este tipo de análisis, el autor, sujeto o investigador se sumerge en todas las etapas del proceso”.

Para Martínez (2011), el método de la investigación acción son investigaciones que implican algo exógeno a las mismas, que está orientado hacia la concientización, desarrollo y emancipación de los grupos estudiados. Lo que genera que dentro de este proceso secuencial “conocer-actuar-transformar”, la investigación es tan solo una parte de la “acción transformadora global”, pero hay que tener en cuenta que se trata de una forma de intervención, al sensibilizar a la población sobre sus propios problemas, profundizar en el análisis de su propia situación u organizar y movilizar a los participantes involucrados.

Aplicación de la Investigación Acción Participativa (IAP) a la Gerencia

Según Chacón y Graterol (2015) en el entorno organizacional existen realidades que deben ser estudiadas y a su vez debido al dinamismo existente, se deben tomar decisiones. De allí, que la investigación acción es recursiva, flexible y cíclica. En tal sentido, una vez identificado el problema que afecta a la organización se deben establecer las distintas relaciones existentes relacionadas con una estructura para luego determinar las posibles soluciones y de esta forma establecer un plan de acción que debe ser flexible para que pueda ser ajustado recursivamente cuando sea necesario.

Reflexiones finales

El método de la investigación acción es sin duda una herramienta gerencial poderosa, ya que permite la explicación y comprensión de las realidades organizacionales para establecer los distintos planes y posteriormente realizar los ajustes que sean necesarios. Una vez iniciado el plan de acción se comienza un proceso reflexivo, que permite generar una propuesta de mejoramiento, donde no solo se logran cambios; además, se puede hacer seguimiento y para ello se pueden establecer indicadores que permitan medir los logros, y finalmente, pero no menos importante es la difusión de los resultados en los diferentes niveles de la organización.

 

IMPORTANCIA DE LAS REDES DEL CONOCIMIENTO EN LA CALIDAD DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR

  Dr. Jesús Sanchez
Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín, URBE
ja.sanchez1504@gmail.com 

Dr. Cs. Educación (URBE). MSc. Docencia para Educación. (UNERMB). MSc. En Ciencia y Tecnología de los Alimentos (LUZ). Ing. Agrónomo de (LUZ). Profesor del (IUTM) en la Cátedra de Estadística y de Proyectos Socio Tecnológicos. Profesor Acreditado como Investigador con el Diploma de Estudios Avanzados (DEA) (Universidad Politécnica de Madrid) PEII, Nivel A2. Investigador adscrito a la Línea de Investigación: Calidad y Gestión Ambiental ja.sanchez1504@gmail.com.

Introducción

Si se quiere tener una educación universitaria de calidad, es necesario que se tomen en cuenta algunos factores que son fundamentales y uno de ellos es la forma cómo se gestiona el conocimiento en estas instituciones ya que el mismo constituye un soporte fundamental para la didáctica educativa. En este sentido los docentes, estudiantes e investigadores del área universitaria cuentan en la actualidad con un poderoso instrumento para gestionar el conocimiento, me refiero a las redes de conocimiento, las cuales con el apoyo del internet, permite a estos actores del proceso educativo tener acceso a la más reciente información científica y tecnológica, al mismo tiempo que pueden divulgar sus conocimientos mediante estas redes.

En este artículo se plantea la forma como las redes del conocimiento, pueden mejorar la calidad de la educación y se listan una serie de redes a las cuales se puede acudir en pro de la búsqueda de los conocimientos más recientes en cualquier área del saber.

Las Redes de Conocimiento y la Calidad de La educación

La educación superior se enfrenta en todas partes a desafíos y dificultades relativos a la financiación, la igualdad de condiciones de acceso a los estudios y en el transcurso de los mismos, una mejor capacitación del personal, la formación basada en las competencias, la mejora y conservación de la calidad de la enseñanza, la investigación y los servicios, la pertinencia de los planes de estudios, las posibilidades de empleo de los egresados, el establecimiento de acuerdos de cooperación eficaces y la igualdad de acceso a los beneficios que reporta la cooperación internacional. La educación superior debe hacer frente a la vez a los retos que suponen las nuevas oportunidades que abren las tecnologías de la información y la comunicación, que mejoran la manera de producir, organizar, difundir y controlar el saber y de acceder al mismo. Igualmente deberá garantizarse un acceso equitativo a estas tecnologías en todos los niveles de los sistemas de enseñanza.

Debe entenderse que para poder brindar calidad de educación no solo es necesario darle acceso a todo aquel que así lo requiere a este sistema, sino que es necesario que se logren una serie de aspectos que en conjunto serán los que al final definirán si la educación brindada (vista como una actividad social) reúne los requisitos exigidos por la sociedad y por tanto se podrá decir que es de calidad.

En este orden de ideas hay autores (Sardá y Col., 2006) que están de acuerdo en que el libro y la lectura pueden contribuir a la formación de ciudadanos que fundamenten científicamente sus actuaciones en relación a las temáticas socialmente relevantes, es decir, que adquieran el hábito de fundamentar, racional, rigurosa y críticamente, sus tomas de posición en tales cuestiones.

Sin embargo en los actuales momentos, donde se cuenta con la poderosa herramienta de la información en línea mediante el empleo o acceso a la Web, las técnicas de la información y la comunicación en educación pasan a ser pilar fundamental de la didáctica en muchos países del mundo, sobre todo en aquellos que tengan capacidad tecnológica instalada y libre acceso a la información, tal es el caso de España por ejemplo, donde dada la extensión de la formación telemática en los nuevos momentos históricos por los que pasa las Universidades españolas es cada vez más imparable (León y otros, 2008; De Benito y Salinas, 2008).

En este sentido, el educador se encuentra ante un particular desafío, ya sea como profesor presencial o como el formador en la educación virtual, pues tiene que actualizar sus conocimientos y metodologías docentes para utilizar de una forma óptima las TICs en su desarrollo profesional. Siendo su labor, más que el paso de conocimientos de un ser a otro, es intentar que el propio estudiante tenga la posibilidad de buscar su propio bagaje cognitivo y relacional, en un mundo plural (Tello y Aguaded, 2009).

Reflexión Final

En la actualidad los docentes, estudiantes e investigadores, cuentan con una poderosa herramienta de información cibernética, como lo son las redes de conocimiento, las cuales sin duda han dado un impulso especular a la divulgación de conocimientos en las últimas dos décadas, con la aparición y auge del internet.

El acceso a redes del conocimiento por parte de los docentes se ve posibilitado gracias al empleo de las TIC en la docencia, de allí la importancia que éstas tienen en la vida diaria, tanto de profesores, investigadores como de estudiantes.

 

COMUNIDADES DEL CONOCIMIENTO COMO ELEMENTO MULTI-INTEGRADOR PARA EL DESARROLLO DEL PAÍS

  Doctorando Oscar Vega
Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín, URBE
ovega@urbe.edu.ve

Doctorando de Ciencias Mención Gerencia. MSc. en Telemática. Ingeniero en Informática. Docente de Postgrado de Telemática. Instructor en la Academia Cisco URBE. Especialista en Conmutación y Datos en Movilnet.

Históricamente, el medio idóneo de las sociedades para la trasmisión de sus culturas, conocimientos, valores, costumbres y modos de actuar, ha residido en sus modelos educativos. Estos modelos, han transcendido conjuntamente con el desarrollo de las diversas áreas productivas que interactúan dentro de las sociedades, permitiéndoles a las nuevas generaciones socializar sus mejores resultados. De la misma manera, la interacción comercial globalizada entre las naciones, ha desarrollado dichas capacidades, destacando el rol estratégico de los centros investigativos universitarios, como medios para la obtención de los mejores resultados.

La continua interacción dentro del contexto globalizado entre educación y mercado, ha instituido la responsabilidad en las denominadas sociedades del conocimiento, en otorgar valor agregado a los bienes, productos y/o materia prima, transformándolos en elementos cada vez más atractivos a los mercados nacionales e internacionales. Es por ello, que los centros investigativos asumen un rol estratégico primordial, en el establecimiento de vínculos entre los diversos actores para un adecuado desarrollo sectorial, regional o nacional. De acuerdo a lo establecido por Belly (2003), en las ciencias sociales contemporáneas las “sociedades del conocimiento”, conforman una concepción que resume las transformaciones sociales que se están produciendo actualmente en las sociedades modernas, ofreciendo perspectivas que permiten delinear normativamente las acciones políticas.

Las sociedades del conocimiento instituidas dentro de los centros investigativos, son las responsables de canalizar las diversas necesidades sectoriales hacia la consecución optimizada de sus resultados, conciliándolos continuamente con las estrategias de las políticas públicas para el desarrollo nacional o regional, viabilizando de esta manera, las mejores oportunidades en los mercados de los bienes o productos derivados de ésta interacción. Por tales razones, es imperante a través de los centros investigativos crear, promulgar, mantener, así como dinamizar continuamente los diversos vínculos entre las disciplinas y/o actores, logrando así su fortalecimiento.

El fortalecimiento estructurado a través de los centros investigativos de los vínculos multidisciplinarios e interdisciplinarios entre las sociedades de conocimiento, permitirían obtener novedosos elementos de valor en los productos o servicios, hacia lo interno o externo de los bienes de consumo, consolidando un sitial privilegiado de nuestras capacidades con sellos distintivos. En éste sentido, según Díaz (1992), los roles de las universidades debían estar fundamentados en el surgimiento de novedosas maneras tanto en la selección, como en la organización del conocimiento con programas de relevancia social, cultural, científica y productiva.

En el año 1970, el artículo 3 de la Ley de Universidades Venezolanas establece que: “Las Universidades deben realizar una función rectora en la educación, la cultura y la ciencia. Para cumplir esta misión, sus actividades se dirigirán a crear, asimilar, y difundir el saber mediante la investigación y la enseñanza…”. Pero, esta perspectiva luego se transformaría años más tarde, en una visión de estado y es por ello, que la promulgación del artículo 110 de la Constitución Bolivariana de Venezuela de 1999, reza que “El Estado reconocerá el interés público de la ciencia, la tecnología, el conocimiento, la innovación y sus aplicaciones y los servicios de información necesarios por ser instrumentos fundamentales para el desarrollo económico, social y político del país…”.

Las universidades se conformarían en tal sentido, en las instituciones idóneas de enseñanza con capacidades científico-tecnológicas adquiridas a través de su trayectoria académica institucional, así como en la acumulación de competencias interdisciplinarias docentes e investigativas, legitimadas por sus capacidades de producir, mantener, fomentar y garantizar la existencia de grupos de investigación curtidos en las novedosas tendencias del mercado, que garantizarían la continuidad del proceso innovador nacional.

Un mecanismo ideal mega-integrador (debido a su ámbito de acción), está profusamente documentado por diversas literaturas abocadas a las sociedades del conocimiento, sustentándose en las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), como canales vinculantes entre las diversas comunidades educativas, de investigación e inclusive de mercado, brindando no solo oportunidades de participación multidisciplinarias e interdisciplinarias, sino a costos significativamente reducidos.

REFLEXIONES FINALES

De lo anterior, se establece necesario el promover desde todos los ámbitos de participación académico-científica, la creación de un conjunto de políticas públicas, que entre otros elementos consideren los siguientes aspectos:

Se hace necesario potenciar las capacidades multidisciplinarias e interdisciplinarias de nuestros centros investigativos, como medios vinculantes entre los diversos actores nacionales, que permitan consumar continuamente un sitial de nuestros productos o servicios, acordes a los planes estratégicos de desarrollo regional y/o nacional, por medio de la implementación profusa de las TICs.

Promover, fomentar y actualizar conjuntamente mediante consejos investigativos nacionales, un conjunto de políticas públicas que tengan por objeto, mantener actualizados los vínculos nacionales o internacionales (mega-vínculos) establecidos, que han concertado avances significativos de nuestros aparatos productivos, disgregados sectorialmente, realzando aquellos procesos interdisciplinarios que han registrado mayores valores agregados hacia nuestros productos o servicios.

Estimular, tanto individual, como colectivamente, mediante una serie de estímulos o reconocimientos, los aportes obtenidos por los diversos centros investigativos, así como de la comunidad educativa que los conforman.

 

SUPRA CÓDIGO DE CONDUCTA ÉTICO-MORAL DEL INVESTIGADOR COMO FACTOR DE DESARROLLO INNOVADOR

  Doctorando José Luis Ramirez
Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín, URBE
jra431@gmail.com

Doctorando de Ciencias Mención Gerencia. MSc. en Telemática. Ingeniero en Computación. Docente de Postgrado de Telemática. Instructor en la Academia Cisco URBE.

Las investigaciones en el ámbito científico-tecnológico, conjugan un compendio de intereses estratégicos regionales y nacionales, mediante los cuales, se estructuran una serie de políticas públicas que tienen como objeto viabilizar la consecución de los mismos, contextualizándolos en un plan de desarrollo nacional, es por ello, que los proyectos investigativos se desarrollan en los centros educativos superiores, quienes a su vez, están conformados por investigadores, docentes, personal administrativo, implementos, equipos e instalaciones, entre otros elementos, destinados a desarrollar, fomentar e impulsar conocimientos, orientados hacia la resolución de sus pertinentes necesidades contextuales.

Por estas razones, los centros del saber investigativos desarrollaron una serie de criterios de gestión de sus actividades, derivados en códigos éticos de conducta que disciplinan a los investigadores adscritos, quienes asumen tales delineamientos disciplinares durante el desarrollo de sus estudios, contrastación de experiencias entre sus pares y con otros grupos foráneos. La ética según Balmes (2000), es “la ciencia que tiene por objeto la naturaleza y el origen de la moralidad”, entendiéndose lo moral en términos de Angulo (2008) como “…el comportamiento real y visible de los individuos y su relación con el código moral, que puede ser de aprobación, reprobación o cuestionamiento”.

Por su lado Cortina (1998), la considera “un tipo de saber práctico, preocupado por averiguar cuál debe ser el fin de nuestra acción, para que podamos decidir qué hábitos hemos de asumir”, además de los valores por los que hemos de orientarnos para obrar con prudencia. Estos sistemas normativos, indican el modo de actuación de los individuos, brindándoles las normas prácticas de la actuación de las personas virtuosas, ya que el fin corresponde a una disciplina normativa, no para crear las normas, sino para descubrirlas, describirlas y aclararlas.

Estas normas indican los valores y principios que deben existir y orientar a todo individuo, incluyendo a los investigadores de los centros, ya que, su función radica en perfeccionar el juicio moral del mismo, orientándolo además hacia su conducta.

Como consecuencia de ésta situación, los estudios realizados por determinados centros investigativos estarán sujeto moral y éticamente a ciertos preceptos que pudieran afectar la pluralidad o diversidad de los temas asumidos, debido a la complejidad intrínseca en sus procesos de normalización, lo que incide negativamente en las posibilidades de innovación de estudios, procedimientos, tratamientos, resultados, contrastaciones, entre otros aspectos.

Escorsa (1997), define la innovación como un proceso en el cual, a partir de una idea, invención o reconocimiento de una necesidad, se desarrolla un producto, técnica o servicio hasta ser comercialmente aceptado, es decir, que la motivación de la innovación es meramente económica, desarrollando algo nuevo a través de un estudio metódico de una necesidad específica. Más recientemente, conjugando factores tanto de consolidación como de enriquecimiento a través de la participación multidisciplinar y/o colectiva, Petit (2012), establece que: “La innovación es un proceso generado por la acción social y colectiva del hombre. Constituye un factor importante en la construcción de riqueza socio-económica mediante la organización social del trabajo y la potenciación de las capacidades sociales de innovación, que promueven el desarrollo humano, endógeno y sustentable de los pueblos”.

Por todo lo anterior, a fin de desestimar las restricciones a las cuales pudiera verse sometido un investigador al realizar sus estudios, se hace necesario un supra código ético-moral, que revista a los diversos actores del ámbito investigativo de libertad acción, que inhiban todas aquellas interrelaciones o acciones que enriquezcan el proceso innovador, permitiendo así novedosas fuentes de desarrollo, que a fin de cuentas, es un objetivo primordial en la generación de conocimientos.

Reflexiones Finales

Se hace necesario como política de Estado, crear, promocionar y promulgar un código ético-moral consensuado entre los diversos actores científico-tecnológicos, acorde a los planes de desarrollo regional o nacional, que viabilice la participación multidisciplinar e interactiva, como medio innovador de desarrollo. Estableciendo para tal fin, un modelo de código ético y moral superior al establecido por los centros investigativos, garantizando la protección de los estudios emprendidos por el investigador y sus resultados. La implementación de éste código, podría establecer normativas legales de protección, que garanticen la pluralidad de los resultados de los estudios, contrastándolos compartiéndolos o difundiéndolos a través de los medios de comunicación vigentes, permeando de ésta manera, otros sectores o áreas del saber.

La ampliación de la base investigativa, a través de la participación multisectorial o multidisciplinar, permitiría lograr variados e insospechados resultados innovadores que enriquecerían y fortalecerían, no sólo nuestro acervo científico tecnológico, sino una cultura libre investigativa, que realmente aporte soluciones a nuestras muy variadas necesidades, pero con un sabor criollo.