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INCLUSIÓN Y EXCLUSIÓN EN EL CONTEXTO DEL DIÁLOGO INTERCULTURAL

Dra. Doris Gutierrez

Dra. Doris Gutierrez
Coordinadora Postdoctorado Gerencia de la Educación Superior

A diario escuchamos hablar sobre dos términos que importan al ser humano socializado para sentirse a gusto en su contexto cultural, entendido como el quehacer donde se mueve en distintos ordenes, sea social, político, económico, religioso, educativo, entre otros, referidos a la inclusión y exclusión. No obstante, estos vocablos parecieran confundirse en el papel y en el hacer, cuestión que inquieta a quien escribe y se decide a expresar alguna argumentación.

En cuanto a la inclusión, encontramos con frecuencia su lectura en la Lógica para referirse a la relación mediante la cual un término engloba a otro. El Diccionario de la Real Academia (2001, tomo II: 1261), refiere el término como acción y efecto de incluir. También como conexión de alguien con otra persona. Así, incluir denota “poner algo dentro de otra cosa o dentro de sus límites. Dicho de una cosa: Contener a otra o llevarla implícita. Con relación a la exclusión, se lee como “Acción y efecto de excluir”, refiriéndose excluir a “Quitar a alguien o algo del lugar. Excluir a alguien de una junta o comunidad…Descartar, rechazar o negar la posibilidad de algo” (Idem, tomo I:1016)

En materia de inclusión y exclusión, resulta significativo evocar la simetría y asimetría cultural, que desde la perspectiva de Enrique Dussel, citado en Fornet- Betancourt (2003), se desarrollan en subtítulos como “La inclusión asimétrica de las víctimas del sistema mundo”, y afirma “Como es una
negación sistemática del Otro, una decisión furiosa de privar al Otro de todo atributo de humanidad, el colonialismo empuja al pueblo dominado a plantearse constantemente la pregunta: ¿Quien soy en realidad?

Por otro lado, si se piensa en el diálogo como instrumento de acercamiento entre culturas, pudiéramos considerar lo acotado por el Fornet-Betancourt (2001en Gutierrez y Márquez 2004), el diálogo se desarrolla desde las perspectivas existenciales e históricas de los dialogantes, sin exclusión alguna en la estructura del diálogo que impida a los participantes formar parte del mismo que les niegue de antemano su entrada en el proceso de diálogo o les obligue a renunciar a algunos de los saberes culturales. De esta manera, el diálogo intercultural se plantea como alternativa al desafío de nuestro tiempo.

Ahora bien, si pensamos en el diálogo como método para la interculturalidad como expresión filosófica, resulta pertinente tomar en cuenta al diálogo dialogal, acotado por Panikkar (2002), quien afirma que las reglas del diálogo no se presuponen unilateralmente ni se dan por sentado a priori sino que se establecen en el diálogo mismo y ante esta posición cabe preguntarse ¿Cómo sabemos la forma de proceder si no conocemos el procedimiento? ¿Será que se cae en un círculo vicioso?…Pues, Panikkar, dice que es un circulo vital.

Si la definición referida a “circulo vital”, es aplicable para la resolución de problemas culturales con asimetrías, manifiesto mi acuerdo en la aplicabilidad en América Latina.

 

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