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EDUCAR PARA LA CONVIVENCIA

Dra. Marilyn Morales
Coordinadora de la Maestría de Derecho Mercantil

Los seres humanos por su naturaleza biopsicosocial son afectados durante su crecimiento y desarrollo por múltiples factores, dentro de los cuales, los de índole social destacan por estar asociados a la interacción del individuo. En consecuencia, cobra interés el contexto socio-cultural, donde las estructuras sociales, como la familia y la escuela, inciden en los comportamientos a partir de las relaciones entre sus miembros, y de los modelos que aprenden de su entorno desde los primeros años de vida.

En este sentido, entre los factores que determinan la violencia en la escuela según la UNESCO (2011), se encuentran los factores socioeconómicos y culturales, así como la vida familiar de los estudiantes y el entorno externo de la escuela. De allí que, la violencia pueda detonarse ante la existencia de grandes disparidades entre las culturas y las sociedades, por lo que puede llevar al individuo a interactuar en un entorno eminentemente violento.

No se trata, pues, de responsabilizar a uno u otro polo del sistema relacional profesor-alumno-currículo; se trata de comprender que estamos ante un proceso muy complejo, cuyas variables no sólo hay que conocer sino manipular de forma inteligente y creativa.

Dra. Marlyn Morales
Miembro de Comité de la Maestría de Gerencia Tributaria

Por lo tanto, se entiende que la convivencia es una tarea colectiva que tiene su verdadero significado en los espacios concretos donde se desarrolla la tolerancia. Es un concepto síntesis de todos y cada uno de los derechos humanos que en el terreno pedagógico se centra en los sentimientos y vivencias experimentadas por todos los miembros de la comunidad educativa. Por ello es imprescindible que la Educación para la Convivencia se sostenga no tanto por los contenidos cognitivos, sino fundamentalmente por aquellos ámbitos de relación verdaderamente humana.

Todo ello lleva a comprender la importancia de fomentar en la comunidad, la familia y la institución educativa, un clima de seguridad efectiva basado en el respeto y la confianza, promover la competencia social y emocional de los más jóvenes, fomentando el reconocimiento, la expresión, el manejo y el auto-control de las emociones, la comunicación de los sentimientos, así como el desarrollo de empatía por los sentimientos y situaciones de vida de los demás.

Para finalizar cabe recordar las significativas palabras de Martin Luther King, Pastor estadounidense defensor de los derechos civiles “Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos.” Esta contundente frase muestra que aún falta camino por recorrer en la consolidación de la convivencia; pero a la vez nos alienta a continuar por la senda de la educación de valores en las generaciones futuras.

 

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