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EL DISCURSOS EN LAS REDES SOCIALES COMO ESTRATEGIA DE MARKETING NARCISISTA

 

Mary Madueño
Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín, URBE
marymadueno@gmail.com

Lcda. Educación.
Cursante de la Maestría en Ciencias de la Comunicación.
 

Zorina Lugo
Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín, URBE
beago65@hotmail.com

Lcda. Educación.
Cursante de la Maestría en Ciencias de la Comunicación. 

Introducción

Los discursos que se entretejen en las redes sociales constituyen mucho más que un intercambio comunicativo; bien pudieran calificarse, en términos generales, como una estrategia de marketing que abarca desde lo personal hasta lo empresarial. Visualizar una red social, en su configuración, constitución, presentación y diseño, devela una producción de subjetividades enraizadas en una praxis sociocultural de la cual emergen implicaciones éticas.

Constituyen pues, este tipo de discursos, un ámbito, una instancia desde la cual se enuncian mensajes que -aparentemente- pretenden responder a una necesidad comunicativa, pero que a su vez, se desprende de los mismos un sistema de identidad social que cobra fuerza, que genera pulsiones, y que ponen de manifiesto en muchas ocasiones, la existencia de patologías individuales y colectivas.

Se caracterizan estos discursos por la carga de fragmentos de vida que son vaciados en las páginas de cada red. Fragmentos que reflejan patrones sociales de comportamiento, intereses, hábitos de consumo, deseos, aversiones, riesgos; pero, especialmente, reflejan una silenciosa competencia por desafiar a través de lo que se publica; desafiar patrones morales, formas sociales. Igualmente se rinde culto a la novedad. Toda una cultura del ego, que se traduce en una visión narcisista de la mayoría de estas redes.

Todos estos elementos, determinantes en la construcción de discursos presentes en la redes sociales le imprimen a los mismo la presencia de un excesivo ensimismamiento, un exacerbado enfoque centrado en el ente productor del discurso -en este caso los miembros de la red social-, que anula al sujeto receptor; es decir, el proceso de comunicación se centra en el mensaje y el emisor, quebrando, desde la emisión del mensaje la posibilidad de una interlocución soportada en la necesidad de comunicarse con el otro. Visto desde la perspectiva comunicacional esto constituye una contradicción, porque cierra la posibilidad al verdadero intercambio comunicativo.

Desde siempre se ha dicho que el hombre es un ser social, y en efecto es así, porque no puede vivir aislado, necesita comunicarse. Ahora, vale preguntarse, las redes sociales, ¿son realmente sociales? Al analizar lo que los usurarios suelen colocar en sus perfiles y mensajes, estas redes pudieran ser consideradas como redes de estrategias de marketing personal, de auto proyección.

Desde la perspectiva comunicacional, todo acto de comunicación debiera propiciar espacios para la construcción de sentido, de manera que pueda hablarse de comunicación. No puede el productor de un discurso ser un imitador de una realidad, o simple reproductor de una realidad configurada a través de imágenes y del lenguaje, pretendiendo que el otro entienda la misma realidad. En este caso no puede hablarse de producción de sentido, sino unanimidad del sentido.

Tales prácticas discursivas, distorsionan la cultura al promover formas de comunicación que reflejan patologías o desviaciones de la personalidad al consagrarles un espacio en el cual pueden mostrarse a plenitud. El auge tecnológico, soporte de estas formas de comunicación, se entroniza para anular lo trascendental dentro del campo de la comunicación humana, que es el encuentro con el otro. Todo acto comunicativo lo es porque responde esencialmente a la comunicación en tanto que praxis, al propiciar en la presencia mediadora de los usuarios una voz compartida que desarrolla la acción discursiva.

ALGUNAS PRECISIONES SOBRE EL DISCURSO.

Agamben (2007) afirma que el soporte sobre el cual se construye y reconstruye el hombre y la sociedad no es la lengua sino el discurso. A partir del discurso que lo configura, el hombre puede diferenciar el sistema de signos semiológicos bajo los cuales ha armado su propio constructo; esta acción posibilita que pueda ver diferenciadamente el contraste entre el objeto y la identificación de sí.

Es decir, la semiología provee al hombre de la posibilidad de romper la continuidad hombre-objeto, de hacer escisiones en aquello que le permite construirse a sí mismo y ver emerger la discontinuidad con su correspondiente carácter conflictivo.

Esa discontinuidad constituye un desvelamiento de la historia mostrando como principio orientador el futuro del sistema, instaurando una reflexividad social-temporal en la que se establece un juego entre el pasado, el presente y el futuro. La incorporación del tiempo, específicamente del futuro, opera epistémicamente como dispositivo de conocimiento social y como estrategia para la subjetivación individual y colectiva.

Ahora bien, estos aspectos referidos constituyen elementos característicos de los discursos sociales. El discurso presente en las redes sociales, en tanto que discurso social -más allá de lo publicitario-, está igualmente enmarcado en esta configuración semántica. Los elementos intrínsecos de su estructura así lo determinan.

Sin embargo, hay peculiaridades discursivas presentes en estos discursos. Entre sus principales particularidades y eje de engranaje de su análisis, están el poder social y el contexto social y político (Van Dijk: 1999), teniendo preeminencia lo privado o lo político.

Ahora bien, no hay discurso social ajeno a la búsqueda del poder. Poder de convicción, poder por ser “más” -reconocido, admirado, envidiado- Por ello este discurso establece juegos entre pasado, presente y futuro, en esos juegos el soporte axiológico se ve materializado en sus principios éticos o antiéticos.

Del conjunto de mecanismos propios del poder se destaca lo que Foucault (1981) califica como “polivalencia táctica de los discursos”. Poder y saber se articulan en el discurso, concibiéndolo como “una serie de segmentos discontinuos cuya función táctica no es uniforme ni estable”; es decir, sin una marcada división entre el discurso aceptado y el excluido, sino como una multiplicidad de elementos argumentativos que actúan de modo distinto ante estrategias diversas.

Igualmente, el discurso puede ser a la vez, instrumento y efecto del poder y punto inicial para la elaboración de una estrategia opuesta. Foucault afirma que “el discurso transporta y produce poder”, y al mismo tiempo que lo expone y le fija límites y tolerancias que no suelen ser claramente visibles.

 A través de las palabras, de las formas de nombrar –y en el caso de las redes sociales, de la imagen, que en sí misma es un poder-, el discurso da consistencia al poder simbólico y acompaña los hechos. Estos no se imponen por sí mismos, sino a través del discurso. El discurso legitima los hechos o los descalifica, al construirlos como un procedimiento intelectual y como una forma de comunicación. Por ello el análisis del poder requiere abordar el control social, como afirma Van Dijk (1999), porque la lucha por el poder es también la lucha por la palabra.

Atendiendo a esta caracterización, el discurso en las redes sociales, es por excelencia, el espacio donde se hace uso del saber-conocimiento, de la información actualizada, por ello se construye, se diseña, se difunde y se presenta en forma imperativa.

A través de lo que el autor denomina “estrategia global de auto presentación positiva del grupo dominante”, y en el caso particular de esta investigación, a través de las redes sociales, se crean representaciones sociales que se instauran y se reproducen dando lugar a significados que se materializan en el control y dominio.

El análisis del discurso en el campo de las redes sociales comporta una doble dificultad epistémica: cohesionar, para la explicación de la realidad investigada, dos campos que en su esencia se contraponen, como lo son la filosofía y la pragmática que caracteriza a las ciencias de la comunicación. De igual dificultad resulta construir una explicación que evidencie en la praxis las contradicciones inmanentes al uso de este medio de comunicación, dada la novedad de las mismas y a la vertiginosidad con que surgen nuevas redes para diferentes tipos de público, tomando en cuenta los postulados teóricos que soportan este campo del conocimiento. No obstante, existe una relación causa-efecto entre el acontecimiento y el lenguaje, esto es una realidad en todos los campos del saber.

 

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