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COMUNIDADES DEL CONOCIMIENTO COMO ELEMENTO MULTI-INTEGRADOR PARA EL DESARROLLO DEL PAÍS

  Doctorando Oscar Vega
Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín, URBE
ovega@urbe.edu.ve

Doctorando de Ciencias Mención Gerencia. MSc. en Telemática. Ingeniero en Informática. Docente de Postgrado de Telemática. Instructor en la Academia Cisco URBE. Especialista en Conmutación y Datos en Movilnet.

Históricamente, el medio idóneo de las sociedades para la trasmisión de sus culturas, conocimientos, valores, costumbres y modos de actuar, ha residido en sus modelos educativos. Estos modelos, han transcendido conjuntamente con el desarrollo de las diversas áreas productivas que interactúan dentro de las sociedades, permitiéndoles a las nuevas generaciones socializar sus mejores resultados. De la misma manera, la interacción comercial globalizada entre las naciones, ha desarrollado dichas capacidades, destacando el rol estratégico de los centros investigativos universitarios, como medios para la obtención de los mejores resultados.

La continua interacción dentro del contexto globalizado entre educación y mercado, ha instituido la responsabilidad en las denominadas sociedades del conocimiento, en otorgar valor agregado a los bienes, productos y/o materia prima, transformándolos en elementos cada vez más atractivos a los mercados nacionales e internacionales. Es por ello, que los centros investigativos asumen un rol estratégico primordial, en el establecimiento de vínculos entre los diversos actores para un adecuado desarrollo sectorial, regional o nacional. De acuerdo a lo establecido por Belly (2003), en las ciencias sociales contemporáneas las “sociedades del conocimiento”, conforman una concepción que resume las transformaciones sociales que se están produciendo actualmente en las sociedades modernas, ofreciendo perspectivas que permiten delinear normativamente las acciones políticas.

Las sociedades del conocimiento instituidas dentro de los centros investigativos, son las responsables de canalizar las diversas necesidades sectoriales hacia la consecución optimizada de sus resultados, conciliándolos continuamente con las estrategias de las políticas públicas para el desarrollo nacional o regional, viabilizando de esta manera, las mejores oportunidades en los mercados de los bienes o productos derivados de ésta interacción. Por tales razones, es imperante a través de los centros investigativos crear, promulgar, mantener, así como dinamizar continuamente los diversos vínculos entre las disciplinas y/o actores, logrando así su fortalecimiento.

El fortalecimiento estructurado a través de los centros investigativos de los vínculos multidisciplinarios e interdisciplinarios entre las sociedades de conocimiento, permitirían obtener novedosos elementos de valor en los productos o servicios, hacia lo interno o externo de los bienes de consumo, consolidando un sitial privilegiado de nuestras capacidades con sellos distintivos. En éste sentido, según Díaz (1992), los roles de las universidades debían estar fundamentados en el surgimiento de novedosas maneras tanto en la selección, como en la organización del conocimiento con programas de relevancia social, cultural, científica y productiva.

En el año 1970, el artículo 3 de la Ley de Universidades Venezolanas establece que: “Las Universidades deben realizar una función rectora en la educación, la cultura y la ciencia. Para cumplir esta misión, sus actividades se dirigirán a crear, asimilar, y difundir el saber mediante la investigación y la enseñanza…”. Pero, esta perspectiva luego se transformaría años más tarde, en una visión de estado y es por ello, que la promulgación del artículo 110 de la Constitución Bolivariana de Venezuela de 1999, reza que “El Estado reconocerá el interés público de la ciencia, la tecnología, el conocimiento, la innovación y sus aplicaciones y los servicios de información necesarios por ser instrumentos fundamentales para el desarrollo económico, social y político del país…”.

Las universidades se conformarían en tal sentido, en las instituciones idóneas de enseñanza con capacidades científico-tecnológicas adquiridas a través de su trayectoria académica institucional, así como en la acumulación de competencias interdisciplinarias docentes e investigativas, legitimadas por sus capacidades de producir, mantener, fomentar y garantizar la existencia de grupos de investigación curtidos en las novedosas tendencias del mercado, que garantizarían la continuidad del proceso innovador nacional.

Un mecanismo ideal mega-integrador (debido a su ámbito de acción), está profusamente documentado por diversas literaturas abocadas a las sociedades del conocimiento, sustentándose en las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), como canales vinculantes entre las diversas comunidades educativas, de investigación e inclusive de mercado, brindando no solo oportunidades de participación multidisciplinarias e interdisciplinarias, sino a costos significativamente reducidos.

REFLEXIONES FINALES

De lo anterior, se establece necesario el promover desde todos los ámbitos de participación académico-científica, la creación de un conjunto de políticas públicas, que entre otros elementos consideren los siguientes aspectos:

Se hace necesario potenciar las capacidades multidisciplinarias e interdisciplinarias de nuestros centros investigativos, como medios vinculantes entre los diversos actores nacionales, que permitan consumar continuamente un sitial de nuestros productos o servicios, acordes a los planes estratégicos de desarrollo regional y/o nacional, por medio de la implementación profusa de las TICs.

Promover, fomentar y actualizar conjuntamente mediante consejos investigativos nacionales, un conjunto de políticas públicas que tengan por objeto, mantener actualizados los vínculos nacionales o internacionales (mega-vínculos) establecidos, que han concertado avances significativos de nuestros aparatos productivos, disgregados sectorialmente, realzando aquellos procesos interdisciplinarios que han registrado mayores valores agregados hacia nuestros productos o servicios.

Estimular, tanto individual, como colectivamente, mediante una serie de estímulos o reconocimientos, los aportes obtenidos por los diversos centros investigativos, así como de la comunidad educativa que los conforman.

 

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