Dra. Elizabeth C. García Rincón Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín, URBE ecgarcia@urbe.edu.ve Postdoctorado en Gerencia de las Organizaciones. Dra. Ciencias Gerenciales. M.Sc. Gerencia de Recursos Humanos. Esp. En Docencia para la Educación Superior. Lcda. En Administración. Miembro de Comité Académico de Programa de Maestría en Gerencia de Recursos Humanos-URBE. Tutora de Trabajos de Grado. Docente de cátedra. Investigadora acreditada (PEII ONCTI), Categoría A-2. |
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Hoy en día la gestión del capital intelectual es uno de los aspectos en los cuales las organizaciones centran su atención, por la necesidad de aplicarlo en el campo administrativo, y está compuesto por el capital estructural, humano y relacional. El capital estructural, es el conocimiento que la empresa “aloja” en su personal y sistema, por lo cual se puede indicar que es el conocimiento que la organización consigue explicitar, sistematizar e internalizar y que en un principio puede estar latente en las personas y equipos de la empresa.
En éste quedan incluidos todos aquellos conocimientos estructurados de los que depende la eficacia y la eficiencia interna de la empresa, tales como; los sistemas de información y comunicación, tecnología disponible, procesos de trabajo, patentes así como los sistemas de gestión.
Es importante señalar que un sólido capital estructural facilita una mejora en el flujo de conocimiento e implica una mejora en la eficacia de la organización, pero igualmente se debe destacar que el capital estructural es propiedad de la empresa, y queda en la organización cuando sus personas la abandonan.
Ante ello cabe destacar que el capital estructural es un componente del capital intelectual, el cual está constituido por el capital humano, capital estructural y capital relacional, como anteriormente se planteó, y representa los activos intangibles desarrollados por el recurso humano de la organización, producto de las actividades investigativas, sistematización de procesos, generación de marcas, entre otros. Generalmente, es clasificado en dos componentes: El primero, capital organizativo, el cual a su vez se compone de las siguientes categorías; cultura, estructura organizativa, procesos de formación y el aprendizaje organizativo.
Cabe señalar que autores como Alfaro y López (2008) indican que ante las perspectivas planteadas es interesante destacar que es a partir de la gestión del capital estructural como la organización reconoce el conjunto de intangibles creados por los integrantes de la misma en un espacio de tiempo, y que se consideran son productos que pertenecen a la organización y no a los integrantes, pues esta queda cuando ellos se retiran.
Igualmente se destaca el segundo componente del capital estructural, como son los elementos y variables, tales como; innovación, generación de productos, cultura organizacional, uso de las TIC, estructura organizativa, procesos de aprendizaje, formación, entre otros procesos que generan valor agregado en las empresas. Por otra parte es de relevancia señalar que la gestión, es definida como el motor que impulsa la organización hacia el cumplimiento de los objetivos, por la acción propia del capital humano, integra los esfuerzos de todos y cada uno, y se “[...] concentra básicamente en crear, conseguir y gestionar eficazmente todos aquellos activos intangibles”.
Autores como Bautzer (2010); Santos-Rodríguez, Figueroa y Fernández (2011), manifiestan que la gestión de capital estructural se relaciona, entonces, con la capacidad que tiene la organización para direccionar sus activos intangibles hacia la innovación de los procesos, los productos, y todo aquello que contribuye con el éxito de esta, en el mercado y ambiente en el cual se desarrolle, e influye de manera diferencial en la creación de valor para la empresa.
Ante los señalamientos realizados es interesante indicar que el capital estructural es el componente más independiente y quizá estable, puesto que no depende de la movilidad de las personas, se trata, en suma, de los sistemas y procesos organizacionales. Daft y Weick (1984, p. 285) enfatizan el carácter residente del capital estructural distinguiéndolo del capital humano “los individuos van y vienen, pero la organización preserva su conocimiento… a lo largo del tiempo”.
En ese sentido Edvinsson & Malone (1997), manifiestan que la creación y desarrollo de conocimientos dentro de la empresa va a ser un elemento clave dentro de la composición del capital estructural. Por otra parte, Youndt & Snell (2004) señalan que es la infraestructura que incorpora, capacita y sostiene al capital humano, es el conocimiento, habilidades, experiencias e información, institucionalizado, codificadas y utilizadas a través de bases de datos, patentes, manuales, estructuras, sistemas, rutinas y procesos.
Por su parte Bontis (1999) indica que un elemento importante del capital estructural es la configuración organizativa, ésta, por su parte facilita estructurar las capacidades internas en nuevas y flexibles formas de competir, resolver los problemas estructurales y facilita la aplicación de las estrategias de la empresa.
Cabe destacar que además de los dos componentes señalados referidos al capital estructural, hay otras no incluidas, pero a pesar de que el modelo muestra un gran poder explicativo, existen otros factores del capital estructural que podrían afectar directamente a la Capacidad Innovadora de la empresa, ante ello se presenta otra sugerencias de variables que podría ser considerada, como son los “Canales de Comunicación”, tal como la frecuencia de la comunicación interna. Es común la asociación entre el tipo y la dinámica de los canales de comunicación y la innovación. Cardinal, 2001; Wan, et al. (2005).
Finalmente se concluye indicando que el Capital estructural tiene como núcleo el conocimiento residente en la empresa, es decir, el conocimiento que queda en la empresa independientemente de la volatilidad de las personas, como la cultura, procedimientos, confianza y las estructuras de apoyo y de captura, retención y transmisión de conocimiento, entre otros factores.