Dr. Pasquale Sofia
Coordinador Postdoctorado Estado, Políticas Públicas y Paz Social
El hombre griego se distingue por ir tras la búsqueda del conocimiento, al punto de crear la filosofía como expresión de esta pasión, de este amor por el saber. Y, para realizarlo, para desarrollarlo, utiliza el instrumento de la discusión, que el filósofo Platón, llamaría “diálogo”.
La propia discusión como método, era para los griegos, una fuente de conocimiento y el ágora, como plaza pública, era el lugar y el espacio donde la discusión se llevaba a cabo con la asistencia de todos los hombres libres. El ateniense Pericles, gran político y estratega del siglo V a.C., señalaba que toda la civilización griega se fundamentaba en la discusión. Él crea el antecedente del parlamentarismo moderno y del valor del debate en el mismo parlamento.
Discutir, para Pericles, no significaba “perder el tiempo”, al contrario, significaba “crear las condiciones para examinar lo positivo y lo negativo en la toma de decisiones y su conveniencia, antes de proceder a la acción”.
En tal sentido, los griegos creían que el conocimiento podía ser enseñado. He ahí la herencia de Platón con la fundación de la Academia, y la herencia de Aristóteles con la fundación del Liceo. La educación es el proceso para formar al hombre de la Polis, de la ciudad, y hacerlo responsable y virtuoso. Idea sobre la educación, que desde la vieja Grecia sigue la ruta del conocimiento sistematizado en Europa y se concreta en el mundo de la Universidad.
¿Qué es la belleza? ¿Qué es la verdad? ¿Qué es el arte? ¿Qué es la justicia? ¿Qué es la amistad? ¿Cuál es la vida buena?
Estas, entre otras, son preguntas a las cuales los griegos intentaron responder a través del método de la discusión para llegar a la Episteme, es decir al conocimiento verdadero, distanciado de la Doxa, que representa la opinión, distinción que encontramos en la obra Los Diálogos, de Platón.
El camino de la Episteme para los filósofos griegos conduce a la ciencia. Sin embargo, los griegos en general, no se basaban en la observación rigurosa de la naturaleza como hace el científico actual, sino que se fundamentaban en el razonamiento deductivo. Ellos habían aprendido a desarrollar un razonamiento lógico extremadamente minucioso, como el silogismo.
Si bien sabemos que tal razonamiento no es suficiente para la ciencia actual, es innegable que el discurso deductivo ha sido y continúa siendo una herramienta esencial en la investigación científica y es una de las dotes más apreciables que Grecia cede al mundo.